Esta semana os traigo esta biografía de Julio César; uno de los hombres más importantes de la Roma clásica, si no el más importante para algunos historiadores.
Aquí podremos conocer no solo al general que puso Roma patas arriba, sino también al hombre que llevaba dentro. A través de documentos y escritos, que el propio Julio César dejó escrito, Philip Freeman ha conseguido hacer una biografía estupenda.
Veremos a Julio César tanto en guerras por todo el territorio romano como en Roma atendiendo todas las necesidades de la ciudad. Tendremos acceso hasta los sentimientos más profundos del hombre que quiso acabar con una Roma anticuada y darle otro aire bien distinto, pero que en su afán por hacerlo, llegó a convertirse en un tirano. ¿O no?
No solo he intuido en esta obra, sino que he leído alguna opinión de otros historiadores y he visto que no se llega a saber muy bien como catalogar a Julio César. Impuso una dictadura, que él no quiso, aun así gobernó bien, pero no le dejaron llegar más allá, ya que quiso cortar de raíz, por ejemplo, la corrupción que sobrevolaba sobre los altos mandos del senado y la alta nobleza. Llegó a una Guerra Civil, que tampoco quiso, porque los partidarios de la República no admitían sus reformas porque veían peligrar su poder. Ganó la Guerra Civil sin matar al enemigo, porque eran romanos, y todo porque quería acabar con las diferencias entre unos y otros de forma pacífica y arreglar las cosas que no funcionaban en su Roma amada.
Aun así cometió muchos errores, pero su cabezonería, típica de los romanos de aquella época, le llevó a buscar soluciones y encontrarlas, incluso en las situaciones más adversas y cuándo todo parecía perdido. Y con el paso de los años no dejó de seguir cometiendo errores y quizá su orgullo le llevó a llevar a cabo comportamientos un tanto tiránicos.
De todas formas, cuando se leen historias de épocas tan antiguas hay que abrir un poco la mente y tener en cuenta que hay cosas que en aquellos tiempos se veían distintas que ahora. Por ejemplo, en este caso, ni dictadura ni tiranía tenían las connotaciones tan malas que tienen ahora. Es decir, tanto una como otra se refiere a un tipo de gobierno que recaía sobre una solo persona, como si fuera un rey, con lo cual, acumulaba un poder personal demasiado grande, y los que le asesinaron no querían perder el que ellos ya tenían. Pero no tenía nada que ver con la forma de gobernar, que como ya hemos visto antes, Julio César, precisamente, eso lo hizo bien.
Dejando a un lado al protagonista de esta historia y si nos centramos en el libro, he de decir que se lee de forma muy amena. Yo la he disfrutado muchísimo, eso sí, porque me encantan este tipo de personajes y me apasiona historia.