Parece que últimamente les ha dado a todos los escritores por tener a Barcelona de fondo para sus historias, o a lo mejor, es la pura casualidad que he ido a elegir dichos libros. No quiero hacer ningún tipo de crítica sino que simplemente me ha llamado la atención.
Y esta historia que os voy a contar, lógicamente, transcurre también en Barcelona a finales del siglo XIX. Pero empieza cuando Violeta, en la época actual, nos pasea por la casa que fuera de su abuelo, una de esas moradas de la burguesía de la época que tan bien nos retrata Care Santos. Violeta decide convertirla en un museo en honor a su abuelo, célebre pintor, Amadeo Lax. Pero cuando empiezan las obras para su restauración aparece el cadáver de una persona, fallecida hace mucho tiempo, que no se sabe a quién puede pertenecer.
Gracias a la investigación que se genera a raíz de ello, nuestra protagonista actual descubrirá ciertos secretos y fantasmas que escondía su familia. Se desvelarán hechos y habladurías que rodearon a sus antecesores, como Rodolfo y María del Roser, padres de Amadeo Lax, tal cual ocurrieron en aquella época. La trama y el misterio están servidos para el disfrute del lector.
Es una novela ágil, fácil de leer, ideal para el verano. Mezcla ambientes y situaciones reales con historias ficticias. Cierto que nos puede despistar el gran número de personajes que aparecen desde el principio y ciertos datos que se nos ofrecen, pero enseguida su lectura amena, engancha. . He visto en alguna ocasión que se la compara con “Tiempo entre costuras”. En mi opinión, aunque la historia del libro de Care Santos me gustó y me resultó muy agradable de leer, y sin quitarle ningún mérito, “Habitaciones cerradas”, no llega ni mucho menos, al nivel de la otra novela.
Os animo a leer y conocer la historia que rodea a la saga de los Lax. Ya me contaréis vuestro parecer.